martes, 6 de febrero de 2018

Excursión X127: Hornos, Fortines y Búnkeres de Quijorna

FICHA TÉCNICA
Inicio: Quijorna
Final:
 Quijorna
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 14,9 Km 
Desnivel [+]: 286 m 
Desnivel [--]: 286 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 6

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta


TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN

Aprovechando la tregua que este martes dejaba el temporal de nieve que había dejado blanca toda la sierra, buscamos una zona de menor riesgo de heladas y nieve, como es la del valle en el que se asienta Quijorna.

Con la idea de recorrer algunos de los escenarios de la Batalla de Brunete, nos dirigimos a Quijorna, situado al este del mismo. Un espléndido día con apenas unas nubes blancas nos sorprendió tras no ver el sol en todo el día anterior y las preocupaciones de algunos respecto a si habría nieve o hielo por la zona se esfumaron nada más ponernos en camino.

Iniciamos la ruta por la calle Virgen del Pilar, pasando junto a una fuente dedicada a ella. Cruzamos por un puente del mismo nombre el arroyo de Quijorna, producto de la unión del Arroyo de la Palanquilla y del Cantizal. Giramos a la derecha para, en dirección noreste, remontar este arroyo mientras cruzamos un parque vacío de gente.

Al terminarse el parque, encauzamos nuestros pasos por la pista de tierra que nos sale a la derecha, antigua Cañada Real Segoviana, que discurre paralela al arroyo, que a partir de aquí esta lleno de maleza. zarzas y arbustos, pero la pista está despejada, aunque con frecuentes charcos de agua que hacen las delicias de los peludos.

Cruzamos un arroyo sin agua y al pasar por la Vega de la Viñas una chica con su perro puso a prueba la pericia de Sol para sujetar a sus peludos, sobre todo a Vito, que a duras penas se le podía contener sus ganas de pelea.

Giramos ligeramente a la izquierda para continuar en dirección norte, pasamos por la zona conocida como las Caleras, preludio de la que nos encontramos a continuación, las ruinas un horno de cal bajo un montículo y de frente las de otro en mejor estado de conservación, aunque le falta la chimenea de la parte superior, y un poco más adelante, girando a la izquierda, junto a una pista, se encuentra el mejor conservado de la zona, el horno del Velago, a 3,5 km del inicio de la ruta.

Desde el siglo XVII hasta principios del XVIII hay numerosas referencias al empleo de la cal de Quijorna en edificios, palacios y otras obras de la provincia de Madrid, así como en zonas limítrofes, tal es el caso del puente de Segovia (Madrid) o la catedral de Toledo, en la época de esplendor de las caleras.

A mediados del siglo XVIII se inició el declive productivo de la cal en la zona. Según el catastro del Marqués de la Ensenada (1752) solo funcionaban en Quijorna 6 hornos que proporcionaban a sus dueños 6.200 reales/año.

En el XIX funcionaban en Quijorna sólo algunos hornos, mientras que en Valdemorillo, donde habían trabajado a la vez 12 hornos, con 60 personas, las caleras se encontraban casi en pleno abandono al final de la centuria, por la falta de rentabilidad. En la zona de Quijorna los últimos hornos de cal dejaron de funcionar hacia 1950. Los hornos industriales modernos (procesos continuos), instalados en la segunda mitad del siglo XX, acabaron con las caleras históricas (procesos discontinuos).

En el interior de la calera el cielo se deja ver a través del circulo de su chimenea. A pocos metros del mismo se hallan las canteras de donde se extraían los materiales para la combustión.

Discordante sobre el zócalo metamórfico aparece una formación arenosa, denominada por los geólogos facies Utrillas, que se distingue con facilidad por su luminosidad. Dichas arenas se han explotado históricamente para la producción de loza y refractarios. A techo de estas se presentan niveles margosos que dan paso enseguida a las calizas del Cretácico Superior. En esta zona las calizas cretácicas son de tono azulado o amarillento, aparecen algo alteradas, siendo su espesor escaso (2 a 4 m) y su extensión lateral no muy grande.

Se han localizado en la zona de Jarabeltrán-Camino de las Rentas (Valdemorillo) cerca de 20 hornos, así como dos molinos, mientras que en la zona del Vétago (Quijorna-Valdemorillo) quedan al menos restos de 13 caleras. Estos vestigios industriales ponen en evidencia la importancia productiva histórica de este territorio.

Tras la visita a las canteras, continuamos por la pista, en dirección noreste hacia el Cerro del Castillejo, desviándonos a la derecha para contemplar los restos de otro horno de cal, al que le falta la chimenea y un poco de limpieza. Es una pena que se dejen a su suerte, sin un plan de conservación y aprovechamiento turístico todos estos testigos de nuestra historia.

Remontamos el cerro para acercarnos a ver uno de los 16 búnkeres existentes en la zona. Como casi todos ellos, es un búnker que cuenta con una forma cilíndrica por delante, con un ligero biselado en la parte alta y extrañamente en la parte trasera es por donde tiene el acceso.

Poseen dos grandes aperturas colocadas en la parte frontal del búnker, para así cumplir con su función de nidos de ametralladora.

La mayoría de ellos están instalados en las colinas, en las que dada su escasa vegetación proporcionaban amplias vistas desde los búnkeres. En su alrededores se pueden observar los restos de las trincheras excavadas en zigzag, para evitar en la medida de lo posible los ataques aéreos y que facilitaba el acceso a los fortines.

Remontamos el Cerro del Castillejo y proseguimos por su cuerda hasta llegar a un refugio que ya conocía, pero que por desgracia ésta vez estaba cerrado. Desde su privilegiado promontorio de amplias vistas descendimos hacia el arroyo de la Fuente Villanos, desviándonos a la izquierda para visitar un puesto de mando y un refugio antiaéreo, que más tarde en el pueblo, nos contaron que estaban unidos por un túnel.

Continuamos remontando el arroyo en suave pendiente por la zona conocida como Las Rentas, primero dejándolo a nuestra derecha y tras cruzarle, dejándolo a nuestra izquierda, recorridos 6 Km desde el inicio, giramos a la derecha, siguiendo un sendero que al cabo de 100 metros nos deja a las puertas de entrada de una sorprendente cueva que fue construida por los soldados republicanos a pico y pala para ser utilizada como cuartel y refugio antiaéreo.

Nos introducimos en ella, sorprendiéndonos la gran cantidad de galerías que salen a derecha e izquierda de la principal, en las que aún se perciben las señales dejadas por los picos en su construcción. Toda una maravilla en perfecto estado de conservación que es utilizada ahora como morada de algunos murciélagos. Este vídeo cuenta una inquietante historia sobre ella.

Salimos más que sorprendidos de la cueva y en sus inmediaciones paramos a tomar el aperitivo y reponer fuerzas, continuando remontando el arroyo hasta alcanzar los casi 800 metros de altura de El Madroñal, con magníficas vistas de toda la sierra nevada como nunca la habíamos visto, destacando la Maliciosa y el Cerro de San Pedro por la gran cantidad de nieve que presentaban.

Giramos a la izquierda y nos acercamos a una chimenea sifón de la conducción del embalse de Picadas a Majadahonda, para al poco enlazar con de nuevo con la Cañada Real Segoviana, que enseguida abandonamos para continuar por el Camino de los Llanos, llegando enseguida a una casa con una estupenda mesa bajo chozo y unas vistas impresionantes de toda la llanura de los alrededores de Quijorna, de la que nos habíamos separado 9 km desde el inicio de la ruta.

En ella nos hicimos la foto de grupo y fantaseamos con la posibilidad de comprarla para nuestras escapadas románticas, porque el sitio bien lo merecía.


Continuamos en dirección suroeste hacia el Alto de los Llanos, al que llegamos tras pasar una cancela cerrada con un cerrojo pero sin candado. En la cima se encuentran las ruinas de lo que fuera el Cuartel de Mando del ejército republicano y un poco más adelante, el vértice geodésico de este cerro, situado a 746 metros de altura y al que me faltó tiempo para subirme. Estamos a poco más de los 10 km desde el inicio.

Desde allí, continuamos por el Camino de los Llanos, iniciando un descenso hacia Peñas Pardas, desviándonos enseguida momentáneamente un poco a la izquierda para asomarnos a un mirador natural de amplias panorámicas.

En la cima de Peñas Pardas contemplamos los restos de un nido de ametralladora y en sus proximidades trincheras que el paso del tiempo no ha logrado ocultar, como las heridas abiertas por esa guerra que solo en la batalla librada aquí dejó unos 20.000 muertos en cada uno de los bandos.


Desde esta cima descendimos en dirección oeste primero y luego norte, hacia el olivar en el que se encuentra un oxidado camión que muchos atribuyen a la Guerra Civil, pero que no es de este periodo de tiempo, se trata de un camión marca EBRO modelo B35, que comenzó a fabricarse sobre los años 50. Sus múltiples impactos que tiene deben de ser producto de algunos cazadores, aficionados a disparar a cualquier cosa.

Con un helicóptero en prácticas sobrevolando la zona, regresamos a Quijorna buscando la pista que en dirección sur nos llevó a la urbanización de la Charneca.

Pasamos junto a unos terrenos de labranza en los que asomaban ya brotes de trigo de intenso color verde. Sólo quedaba llegar al parque y cruzar de nuevo el puente de la Virgen del Pilar y celebrar el fin de etapa en el restaurante El Águila con un reconfortante menú.

Por la singularidad de la zona, cargada de historia, las bonitas vistas y el buen tiempo, ésta ruta se ha merecido 4 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

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