martes, 28 de noviembre de 2017

Excursión X122: Castañar de El Tiemblo - Pozo de la Nieve - Alto del Mirlo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Castañar de El Tiemblo
Final: 
Castañar de El Tiemblo
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 12,8 Km 
Desnivel [+]: 772 m 
Desnivel [--]: 772 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 9

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Iniciamos la ruta en el aparcamiento del área recreativa El Regajo, siguiendo, en dirección suroeste, la ribera derecha de un arroyo hasta cruzarlo por un puente de madera, momento en que giramos, en dirección noroeste, hacia el refugio de Majalvilla, la capilla sixtina de los refugios, por lo decorado que está, y junto a él, visita obligada al castaño centenario El Abuelo, donde nos hicimos múltiples fotos. 

Continuamos, en agradable paseo entre robles y castaños, remontando la ribera derecha del arroyo de la Yedra, hasta alcanzar el puente de madera sobre el mismo, que cruzamos, comenzando desde allí el ascenso al Portacho del Pozo, pasando antes por la Fuente del arroyo San Jurdón. 

En el Portacho del Pozo disfrutamos de las bonitas vistas del valle del arroyo Casillas, continuando después hasta el cercano Pozo de la Nieve y, utilizado antaño para guardar el hielo y que es visitable, así como su refugio anexo. 

Proseguimos la ascensión parando a reponer fuerzas poco ates de llagar a la base del Alto de Mirlo, al que subimos después siguiendo una desdibujada senda marcada por hitos que con fuerte pendiente para salvar la prominencia de 301 metros hasta alcanzar la cumbre del Pico del Mirlo, también llamado Casillas o El Travies, situada a 1768 metros de altura, perteneciente al extremo este de la Sierra de Gredos, que forma parte del Sistema Central y es límite de las provincias de Ávila y Madrid. 

Tras las pertinentes fotos, apremiadas por el frío y la niebla que se instaló en la cima nada más llegar a ella, descendimos por la cresta sureste, próximos a la valla de separación de fronteras provinciales, para girar a la izquierda hasta encontrar la pista que habíamos dejado. Por ella continuamos, descendiendo por la cuesta del Enebro hasta alcanzar la Cruz del Tornero, un pequeño collado liítrofe con Casillas, la vecina población también cubierta de castaños. 

A partir de este punto descendemos de nuevo por el castañar, plagado de hermosos ejemplares, hasta llegar de nuevo al refugio de Majalvilla, desde el que descendimos al aparcamiento por otro recorrido diferente al empleado en la subida.

La celebración del fin de la ruta lo realizamos en Casa Mariano, en El Tiemblo, donde los judiones y el cochinillo nos ayudó a reponer de inmediato las calorías gastadas en esta bonita excursión otoñal, que bien se merece 4,5 estrellas, y no 5 por haber pillado el castañar una semana más tarde de su mejor momento.
Paco Nieto

lunes, 20 de noviembre de 2017

Excursión X121: Bustarviejo - Mondalindo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Bustarviejo
Final: Bustarviejo

Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 14,7 Km 
Desnivel [+]: 709 m 
Desnivel [--]: 709 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 9

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















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* Perfil, alturas y distancias de la ruta















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Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Bonita excursión que nos llevó a la cumbre del Mondalindo desde Bustarviejo, en un día que más que otoñal parecía primaveral, con Santiago como nuevo compañero de andaduras, bienvenido.

Quedamos en Bustarviejo, lugar de raigambre pastoril, ya que según parece, Bustar proviene del latín bos-stare («dehesa o pastizal de bueyes»), al igual que «bostar», palabra que sí aparece en el diccionario de la RAE y significa «boyera. Corral o establo donde se recogen los bueyes». El sufijo Viejo se refiere a los remotos orígenes del lugar, con presencia visigoda y romana.

En otros tiempos villa rica y de gran importancia en la zona, fue perdiendo poder y prácticamente fue olvidado por los capitalinos, hasta que fue redescubierto como lugar de veraneo. Precisamente ese «olvido» fue el que le hizo conservar el carácter de pueblo serrano. Sin embargo, en las últimas décadas del s. XX, al igual que en gran parte de la Sierra, se vivió un auge en la construcción de chalés y pisos, esencialmente como segunda residencia.

Por la calle San Sebastián buscamos las últimas casas del pueblo ascendiendo hacia el campo de fútbol, pasando junto a las lagunas que hay cerca del collado, que estaban completamente secas.

Enlazamos con el GR-10.1 a la altura del campo de fútbol, continuando por él hasta alcanzar el manantial de la Gregoria, éste sí con agua, donde nos desviamos a la derecha, en dirección norte, hacia la torre de la Mina.

La historia de este yacimiento se remonta a 1417, cuando Juan II de Castilla organizó una expedición a la Sierra de Guadarrama para buscar yacimientos minerales. Después de tres meses, sólo se habían encontrado unos pocos, uno de ellos aquí en Bustarviejo, en la zona hoy conocida como Cuesta de la Plata, donde se descubrió una mina de este material, que estuvo en explotación de forma más o menos continuada hasta finales del siglo XIX, Esta torre, de construcción cilíndrica, muy sencilla, se utilizaba como molino de viento para pulverizar el jaspe.

Tras un breve descanso, visitamos su bocamina y ascendiendo por una senda paralela al arroyo del Valle, nos acercamos al pozo maestro, situado en la planicie más alta de la mina. Continuamos desviándonos a la derecha para alcanzar de nuevo la senda señalizada que nos llevó al collado Abierto de Hernán García donde nos reagrupamos.

Proseguimos por la Cuerda de las Cabezas, llamada así por por estar formada por tres cimas redondeadas (cabezas): Cabeza Cervunal (1.833 m), la Albardilla (1.662 m) y Cabeza de la Braña (1.776 m).

Es una zona rica en pastos y agua como demuestra el hecho de que las parcelas valladas llegan a gran altura, aunque también hay grandes rocas graníticas salpicando las laderas.

En ligera pendiente ascendemos hacia la Albardilla, para descender a continuación un poco por la majada de los Arrieros, donde iniciamos el fuerte ascenso, que nos obligó a parar de vez en cuando, hasta alcanzar la alta cumbre de el Mondalindo, coronada por un vértice geodésico.

El Mondalindo o Cabeza Cervunal (1831 m) es el punto de unión de los términos de Bustarviejo, Valdemanco y Garganta de los Montes. Es una montaña de fácil coronación en casi todas sus posibles ascensiones. Sin embargo, al sur está parapetado por un espolón de inclinada caída meridional en forma de llamativos roquedos, conocido como Cancho del Mondalindo.

En el Libro de la Montería de Alfonso XI, de principios del siglo XIV, ya es citada con el nombre de Peña de Muño Linda. También la encontramos en una oración popular contra las tormentas:
Virgen del Espinar
llévatelo a Mondalindo
que tiene buen costillar
También existe una leyenda sobre un supuesto tesoro escondido en las entrañas de la montaña:
Mondalindo, lindo, lindo,
quien te vea te desea;
quién cogiera la moneda
que debajo de ti queda
Después de deleitarnos contemplando las maravillosas vistas desde esta cima, iniciamos el descenso, en dirección sureste, por una fuerte pendiente, hacia precisamente el Cancho del Mondalindo, donde paramos a contemplar una floración circular de cuarzo, proseguimos en dirección oeste por la zigzagueante senda que rápidamente va perdiendo altura, pasando por la fuente del Agua Fría y la Peña de las Monjas, un conjunto de rocas graníticas que, desde una cierta perspectiva, parecen tres monjas rezando, dos sentadas y una de pie. La "monja" que está de pie resulta ser una aguja rocosa de más de diez metros de altura.

La senda en ciertos tramos es un verdadero pedregal, que luego da paso a una senda que dejamos a la izquierda para alcanzar un camino que sube a los depósitos del Canal Isabel II y que nosotros seguimos en dirección suroeste hasta alcanzar el GR-10 y la carretera M-610, la de Valdemanco, donde paramos a contemplar la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad, delante de ella se levanta una cruz de piedra de los años 1940, aunque apoyada sobre una base mucho más antigua. 

También hay dos grandes piedras que formaban parte del antiguo vía crucis en las que se pueden leer unas inscripciones del mismo estilo que las que se encuentran en la ermita del Cristo. En ellas se dice: «Aquí desnudaron al Señor» y «Aquí clavaron al Señor en la cruz».

Tras un breve descanso, continuamos hacia el pueblo, pasando por la ermita del Cristo en la entrada del pueblo, es una construcción única por estar labrada en la piedra.

La entrada está formada por un dintel y unas jambas de piedra, en las que de pueden leer una serie de inscripciones grabadas, además, sobre la entrada se colocaron unas lanchas a modo de toldo o visera, en el que leerse, con más o menos dificultad
: «HiZO eSfA ObRA frCO BZA ACΛbOSe AñO 1625» (Hizo esta obra Francisco Baonza acabose año 1625); y en la jamba derecha: «Aq ΛLÇARŌ ē ΛLtO LΛ + i LΛ PUCieROn ē UnΛ PñΛ» (Aquí alzaron en alto la cruz y la pusieron en una peña).

Continuamos por la carretera hasta alcanzar la plaza del Ayuntamiento, con una altitud de 1.222 m, Bustarviejo es el cuarto pueblo más alto de la Sierra Norte y el quinto de la Comunidad de Madrid.

Destaca en la plaza la Iglesia de la Purísima Concepción, que es el edificio más antiguo de Bustarviejo, construida sobre un promontorio rocoso en el lugar en el que se levantaba la primitiva iglesia que, a su vez, ocupaba el espacio de otro templo anterior. Sobresalen en ella los cinco contrafuertes de la fachada norte: a la izquierda el medieval, en el centro los dos decimonónicos y a la derecha los dos modernos.

Tras este baño cultural, nos fuimos a celebrar el fin de ruta a uno de los bares y por las buenas vistas de esta ruta, la califico con 4 estrellas.
Paco Nieto

lunes, 13 de noviembre de 2017

Excursión X120: Hayedo de la Pedrosa

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FICHA TÉCNICA
Inicio: Embalse de Riofrío. Riaza
Final: Embalse de Riofrío. Riaza

Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,7 Km 
Desnivel [+]: 703 m 
Desnivel [--]: 703 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua:
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta























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RESUMEN
El Hayedo de La Pedrosa es uno de esos lugares encantadores, una maravilla que encierra tal belleza que te queda marcado para volver a disfrutar del espectáculo natural que nos ofrece en cuanto sea posible.

Considerado el hermano pequeño del Hayedo de Tejera Negra, del que le separa solo 5 Km en línea recta, no cuenta con restricción de acceso como el citado o el de Montejo, por no estar aún muy masificado, pero que le hace vulnerable, pues a pesar de su belleza y su singularidad, de momento tan sólo ha sido incluido en la Red Natura 2000, como espacio natural de gran valor ecológico.

Para deleitarnos con los colores otoñales de sus hojas, nos acercamos en esta fría mañana a cerca del Km 7 de la carretera SG-112 de Riaza a Majaelrayo, junto al embalse de Riofrío, donde  iniciamos el ascenso siguiendo primero la carretera, para después dejarla a la derecha por el Camino Viejo de Peñalba de la Sierra, en dirección sureste y aunque el sendero está muy claro, las marcas azules hacen que no haya ninguna duda a lo largo del trayecto. Cruzamos poco después el Arroyo de la Tejera y por un rústico puente de palos de madera el de la Quesera, donde nace el río Riaza.

Al alcanzar el Hoyo del Avellano, disfrutamos del paisaje más otoñal de robles y hayas, mezclados en armonía, en un entorno plagado de árboles centenarios, retorcidos, llenos de musgo y líquenes que recuerdan a los bosques de los cuentos de hadas.

Es indescriptible la emoción que proporciona contemplar cómo el color de sus hojas cambia de tonos verdosos a tonos dorados y ocres, ofreciéndonos un espectáculo visual de extremada belleza.

El aspecto retorcido se debe a que durante décadas, la principal actividad económica de Riofrío de Riaza, en cuyo término municipal se encuentra el hayedo, fue el torneado de la madera de haya. Hasta 40 tornos activos llegó a tener. Como recuerdo de aquella época queda un torno y algunos ejemplares que adoptaron ese aspecto tortuoso característico al talarlos y brotar después nuevos troncos, adquiriendo un aspecto que nos puede llegar a parecer siniestro, pero que son una delicia para las fotos.

Tras unas cuantas curvas en zigzag, ganamos suficiente altura y salimos a terreno despejado, en el llamado Colladito, desde donde contemplamos la amplia panorámica que se aprecia del hayedo, el valle del río Riaza, el embalse al fondo, el pueblo de Riofrio, Riaza, otros pueblos de la comarca y la planicie segoviana.

Al alcanzar unos riscos, nos sorprendimos al existir en uno de ellos una amplia ventana que permite contemplar los hayedos que arrimados al río Riaza y otros arroyos colindantes remontan la loma occidental del puerto de la Quesera, ofreciéndonos una amalgama de contrastes y colores, que valoramos aún más por ser conscientes de las condiciones climáticas tan extremas a las que están sometidas, no tanto por el frío del invierno, situación a la que las hayas están perfectamente adaptadas, si no por el calor que pudieran llegar a tener que soportar en verano o por la falta de humedad durante periodos de ausencia de lluvias, como ha sido el caso de este seco año.

Al alcanzar el Puerto de la Quesera el fuerte viento se hizo notar, haciendo que la sensación térmica fuese de un frío helador, tanto que para poder tomarnos el tentempié, tuvimos que resguardarnos en la cara sur del puerto, donde protegidos de aire, el frío era mucho más soportable.

Reanudada la marcha, iniciamos el ascenso, en dirección oeste, por una senda que recorre el Lomo de las Caseruelas hasta alcanzar el Collado de Prado Llano, con un viento que estimamos de más de 60 Km/h y que por momentos medio nos tiraba al suelo, y que hacía que nuestras manos, a pesar de llevar doble guante, estuviesen medio congeladas. Solo la contemplación y fotos del espectacular aspecto navideño de los pinos hizo más llevadero la fatigosa subida.

Pero nada de esto hizo que nos amedrantáramos, antes al contrario, aunque no teníamos previsto alcanzar la cumbre del Calamorro de San Benito (1872m), por bordearlo la senda oficial, nosotros continuamos rectos hasta alcanzarla, disfrutando de sus espectaculares vistas de la Cuerda de La Pinilla, Pico del Lobo y Sierra del Ocejón.

Desde la helada cumbre iniciamos el descenso en dirección norte primero y después hacia el oeste hacia el Collado de la Hayuela, más a resguardo del viento, afortunadamente para nosotros, reencontrándonos a los pocos metros con la senda oficial, marcada con señales azules, pasando por un pequeño manantial encharcado antes de alcanzar la pradera del referido collado. Desde ella continuamos en dirección norte hacia el Pinarejo, disfrutando de nuevo de los colores de las hojas de los robles.

Seguimos en fuerte descenso hasta alcanzar la Dehesa del Alcalde, donde nos hicimos la foto de grupo, girando a la derecha para internarnos de nuevo en el bosque, cruzar el Arroyo de la Hayuela, donde se suavizó la pendiente para después cruzar un arroyuelo e iniciar de nuevo el descenso hasta llegar de nuevo al embalse de Riofrío, tras pasar por la amplia pradera de los pinganillos.

Desde la desembocadura del aliviadero del embalse, en el que sorprende unas grandes tuberías, seguimos la carretera hasta alcanzar de nuevo los coches que habíamos dejado al inicio de la excursión.

Para celebrarlo, nos fuimos a tomarnos un estupendo y calentito cocido a Riaza. Por las sensaciones vividas y lo bonito del recorrido, esta ruta bien se merece 4,5 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

lunes, 6 de noviembre de 2017

Excursión X119: Alameda del Valle - Hoyo Cerrado

FICHA TÉCNICA
Inicio: Alameda del Valle
Final: Alameda del Valle

Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 18,3 Km 
Desnivel [+]: 986 m 
Desnivel [--]: 986 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua:
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 7

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Después de la impresionante jornada vivida en el laberinto de piedras de La Pedriza con un clima casi veraniego (ver ruta X118) nos decidimos a visitar el Hoyo Cerrado, cercano a la localidad de Alameda del Valle, atraídos por el deseo de presenciar los colores propios del otoño en sus bosques.

Pero este año al otoño le ha costado recobrar su sitio y si no fuera por las bajas temperaturas de la mañana bien podríamos haber pensado al contemplar el verdor de sus hojas, que aún estábamos a finales del verano.

Tras buscar un bar abierto en la plaza de Alameda del Valle, iniciamos la ruta en un pequeño aparcamiento junto a la carretera M-604 en la que tomamos la Calle Grande en sentido noroeste.

El camino, solo transitable más adelante por vehículos autorizados, atraviesa varias praderas de ganado y pone rumbo a nuestro destino.

Al llegar a unas granjas, elegimos tomar la pista de la derecha que al fondo se convierte en la margen izquierda del Arroyo Saúca.

El camino llanea en el tramo pegado a las pequeñas fincas acotadas de nuestra derecha y se empina al entrar en el bosque.

Decidimos atajar por mitad de la arboleda, pero bien podríamos haber ahorrado el esfuerzo porque de nuevo terminamos en la pista, mucho más fácil de transitar. Más aún si hubiéramos sabido que donde termina la pista, en un claro con un cercado para guardar el ganado, la ruta se complicaría por la ausencia de senderos bien definidos.

El recorrido previsto contemplaba un sendero marcado en la subida al primer cerro, pero nuestra sorpresa fue comprobar que en la ruta hacia el Arroyo de Varcialengua la trocha se hacía dificultosa porque la vegetación había recuperado su espacio. Visto lo cual y sin intención de abandonar nuestro objetivo y espoleados por la determinación de Cristóbal, avanzamos sin descanso monte a través intentando con poco éxito mantener la ruta predefinida.

Coronado el segundo cerro hicimos una parada para comer y descansar al abrigo de unas rocas. La niebla en las coronas y el aire frío nos hicieron pensar que poco tiempo querríamos parar más arriba. 

Allí aprovechamos para disfrutar del vino que había porteado Jorge y del termo con sorpresa de Cristóbal.

El camino mejoró en lo que disminuía la altura de los arbustos, pero empeoró con las bajas temperaturas. Viendo que nos quedaba poco más de 2 km. para llegar a nuestro destino, mantuvimos el rumbo hasta tomar un descenso pegado a la cara este del Hoyo Cerrado. Una vez en la pradera pudimos ver el espectáculo de la vegetación cubierta de hielo y el esplendor de la roca tapada en su corona por fría y espesa niebla.

Una vez en lo que fue un circo glaciar, profundizados en el cañón, nos hicimos la foto testimonial y emprendimos la vuelta. Costaba distinguirnos unos de otros ya que tuvimos que echar mano de todas nuestras herramientas de abrigo.

Por delante nos quedaban siete kilómetros con una incertidumbre de lo que nos iba a tocar hasta llegar al waypoint marcado por José Luis.

El descenso lo encabezó Paco y Jorge. La idea era alcanzar un sendero bien definido que arranca en la intersección del Arroyo de Varcialengua con el Arroyo de Saúca. Si bien sabíamos que allí la ruta se hacía practicable nos quedaba lo peor. Atravesar una zona de monte con la vegetación espesa y llena de trampas de espino.

Una vez vadeado el arroyo y metidos en el sendero del bosque pudimos contemplar el fantástico bosque de robles y hasta Paco pudo fotografiar unos corzos.

La vuelta se me hizo especialmente dura por la crudeza de la ruta previa y el hostigamiento de viejas lesiones.

Los últimos kilómetros por el camino de la margen derecha del Arroyo de Saúca y la expectativa de refrescarnos con una cerveza nos hicieron más llevadera la parte final de los 18,3 km recorridos.

Sin duda el paraje destino merece ser visitado, pero la ausencia de buenos caminos, aconseja a los visitantes realizar la ruta más al oeste por caminos bien definidos para alcanzar el Hoyo Cerrado y demás circos de piedra por la frontera entre Madrid y Castilla León. Sin duda el incremento en la distancia se verá compensado con la facilidad de caminarlo.

Por todo ello, esta ruta se merece cuatro estrellas sobre cinco.
Carlos Beltrán