jueves, 3 de agosto de 2017

Excursión X109: Río Cambrones

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Ildefonso
Final: San Ildefonso

Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,1 Km 
Desnivel [+]: 275 m 
Desnivel [--]: 275 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 4

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Iniciamos la ruta en la explanada del Palacio de la Granja, en la calle Alameda, continuando por la calle Infantes, la calle de la Reina y Puerta de la Reina, saliendo al Museo del Vidrio, descendiendo por la calle Pocillo, hasta la la Fábrica de Vidrio.

Allí nos desviamos por el camino de la Mata de la Sauca, cruzando el arroyo del Chorro Grande y enseguida el del Chico, pasando por la entrada a ésta finca de la Junta de Castilla y León, ahora cerrada.

Continuamos por el Rancho de Berrueta, hasta llegar a una pasarela de hierro que sale a nuestra derecha y que da acceso a una senda muy agradable y con mucha sombra que se acerca al río Cambrones hasta cruzarlo por un puente de madera, remontamos el río Cambrones hasta alcanzar una caseta y acequia de captación de agua.


Continuamos por una senda que remonta el río Cambrones por su margen derecha, acercándonos al mismo para bañarnos en la Caldera Primera, muy bonita con una pequeña cascada al fondo y que según algunos estaba helada, lo que no le importo en absoluto a los peludos de Sol, Twitter y Vito, que se lo pasaron en grande, lo único malo fue que a Antonio le picó una avispa al mover una piedra bajo la que había un avispero.


Tras el baño volvimos a tomar la senda, ascendiendo una fuerte pendiente para salvar una gran roca, descendiendo por su margen izquierda para acercarnos a ver la Caldera Segunda y las espectaculares marmitas de gigante que la rodean, forjadas por las fuerza del agua y el roce de las piedras, cuan buril de maestro alfarero.


Seguimos por la senda que remonta el río, que pasa por un tramo de rocas con cierta dificultad de transitar, especialmente si el río llevase mucha agua, y que al poco nos llevó junto a la Caldera Tercera, en la que enseguida nos zambullimos, disfrutando de sus casi tres metros de profundidad, su marmita en forma de jacuzzi secretamente oculta junto a su cascada, en la que es un placer meterse para olvidarse del mundo.

Desde lo alto de las rocas que la encajan es una delicia tirarse una y otra vez a sus cristalinas aguas. A punto de irnos, llegaron Vicente, Pepe y su familia al completo, que pensaban pasar allí el día.


Volvimos a retomar la senda principal que remonta el río, primero algo separada del mismo, y después muy pegada a él, pasando por una fuentecilla de la que emanaba un hilillo constante de agua, poco antes de alcanzar una poza con cascada detrás de una gran roca, situada junto al vado por el que cruzamos para cambiar de orilla del río.

Por el otro lado, la senda obliga a remontar el repecho de la margen izquierda del río, algo empinado, pero sin mayores dificultades, alcanzando al poco a la Caldera del Guindo, en la que había gente bañándose, por lo que la dejamos bordeándola por la derecha, otro repecho nos colocó encima de la Caldera de Enmedio, de dificil acceso, lo que hace que nadie se atreva a meterse en ella. 
Nada más rebasarla, llegamos a la Caldera Negra, la última de nuestro recorrido y en la que fue inevitable volver a bañarnos, a pesar de lo profundo de sus aguas, de ahí el nombre, y de lo fría que estaba.


Mientras nos refrescábamos, uno de los peludos de Sol hizo una de las suyas, se comió el bocadillo de una pareja que lo había dejado tranquilamente en su mochila. Tuvimos que compensarlos con fruta y lo que pudimos reunir para ellos.


El regreso lo hicimos volviendo sobre nuestros pasos hasta llegar de nuevo al puente de madera, y la pasarela que accede a la pista que baja hacia San Ildefonso, cruzando el Arroyo del Chorro Grande por el Puente de la Princesa, calle del Pocillo, Puerta de la Reina y Parador, regresando así al punto de inicio, la explanada del Palacio de la Granja, a la que llegamos con hambre y sed después de tanto baño.

En el bar Segovia, junto a la verja de entrada, comimos muy bien atendidos por Belén y Ricardo, dando así por terminada esta bonita y refrescante ruta que se merece 4,5 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

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