lunes, 3 de abril de 2017

Excursión X094: Cueva del Maquis

FICHA TÉCNICA
Inicio: Mataelpino
Final: 
Mataelpino
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  9,4 Km
Desnivel [+]: 700 m
Desnivel [--]: 700 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 6

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta






TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Primera salida del mes de Abril y en el grupo nos hemos propuesto hacer de exploradores por la Sierra de los Porrones.

Se trata de abrir una ruta desde la Cueva del Maquis -perdida en Las Laderas de Mataelpino-, a la senda que recorre la Sierra de los Porrones. Para ello nos trasladamos, hasta el aparcamiento situado en la c/. Pocillo, en Mataelpino. Seis machotes y lo digo así <aunque venga una mujer>, me acompañan; Enrique, J.Luis, Jorge, Sol y Paco “el ideólogo de tal aventura”.

Arrancamos a 1.095m, bajando por la c/. Pocillo, giramos a izquierda por c/. de la Chorreta. Cruzamos el Arroyo del Palancar y proseguimos por el camino de tierra de la VP Colada de las Cobachuelas. Vamos alegres, el día es esplendido y continuamos por un suave descenso, hasta llegar al desvío de la vereita que nos llevará a la cueva (1,45km).

Rápidamente nos damos cuenta de lo que nos espera, pues en los primero 300 metros, ya sufrimos rampas, hasta del 39%, entre jaras y grandes rocas. Unos 40 metros -llaneando, por decir algo-, y a vencer los restantes 400 metros, con pendientes que superan el 50%, para arribar a la Cueva del Maquis (0,40h - 2,18km - 1.347m).

Esta cueva conocida como “La Paz”, situada en una zona de muy difícil acceso, en la ladera de la Sierra de los Porrones, sirvió entre 1946 y 1947 como refugio y escondite, para una agrupación de maquis tras la Guerra Civil española. Al parecer eran cinco, estando dirigida por Adolfo Lucas Reguilón, alias “Severo Eubel de la Paz”, de ahí el nombre de la cueva.

Su principal actividad, fue la distribución de propaganda por los pueblos de alrededor. La cueva disponía de una pequeña imprenta -una sencilla maquina de escribir-, y una salida trasera para facilitar la fuga en caso necesario.

Un descanso merecido y a buscar la manera de salir de aquí, con dirección a la cuerda de la Sierra de los Porrones. Nos decidimos bajar en dirección Noreste y pasar entre dos grandes rocas -lo que nos supone un relativo descanso-, para acceder al centro de la vaguada. Pero vista la frondosidad del entorno, seguimos rumbo Norte, ascendiendo entre un tremendo jaral, donde encontrar una piedra que pisar, era lo mejor que nos podía pasar.

Cuando el desanimo aparecía, se aclaraba el jaral, o nos lo imaginábamos. El caso es que metro a metro fuimos ganando altura, avanzando sobre una auténtica selva, ya con la meta definida en el Collado de las Loberas, teniendo como referencia el porrón de Peña Blanca, que desde abajo parecía imposible llegar a él. Con tremendo esfuerzo, con el agravante de tener que ir desbrozando e intentando marcar la ruta, ascendimos los 850 metros que separan la cueva de la cuerda de los Porrones, lo que nos ha costado 2 horas y 45 minutos.

Nos relajamos y jalamos el bocadillo, regado con un “Ribera de Duero”, con espléndidas vistas del paisaje que habíamos recorrido y el incesante vuelo de unos buitres, decepcionados porque, al vernos perdidos en el jaral, se habían hecho ilusiones para la merienda.

Tras el descanso, proseguimos en dirección Noroeste, por la AUTOVIA -uy quería decir senda-, que nos sabe a gloria. Así danzando contentos y felices, andamos la Cuerda del Hilo, como también se le llama a la Sierra de los Porrones.

Cruzamos el Collado de los Vaqueros, rodeamos el Cancho de las Porras y pasamos junto al Cancho Mágico -bautizado en honor al GMSMA. Solo quedaba pasar junto al Cancho Porrón y en su collado tomar el desvío que baja a Mataelpino (0,25h - 2,30km).

Ahora a “gozar del discreto” descenso de 3,64km, fraccionado en tres etapas; las dos primeras con rampas de hasta el 36%.

La primera nos baja, tras cruzar el arroyo de las Callejas, hasta una pradera -donde quedan los restos de un chozo de pastor-, situada entre el Descansadero de Majada de las Cuevas -a izquierda- y el Collado del Fraile -a derecha).

Llaneamos un poco y a bajar la segunda etapa para aterrizar en otra pradera, poco antes de cruzar de nuevo el Arroyo de las Callejas. Andamos otro tramo que se puede denominar llano y a rematar el final con la tercera etapa, que salvando dos fuertes pendientes, vuelve a cruzar el Arroyo de las Callejas, para desembocar en la c/. Pozas “VP Vereda del Guerrero”, coincidente con el GR-10.

Seguimos a izquierda la pista, por la que cruzamos por cuarta vez el Arroyo de las Callejas, que aquí forma una pequeña cascada, y pocos metros más alcanzamos el aparcamiento donde habíamos dejado los coches, dando así por finalizada la jornada.

Por la dificultad de la ruta y lo bien que lo pasamos haciendo de exploradores, esta excursión se merece 5 estrellas.
Cristobal López

FOTO REPORTAJES

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